Las ideas de Naranjo sobre la educación se ubican en la tradición de los pensadores integrales de la misma como Rousseau, Dewey, Montessori o Steiner. Él propone ‘una educación nueva, una educación de la persona entera para un mundo total‘ para ‘entender lo que nos pasa y lo que pasa a nuestro alrededor‘. Uno de los puntos centrales que encontramos en este libro es la necesidad de desarrollar una educación que pueda integrar a las personas y al mundo en que viven.
La Educación es para el desarrollo humano integral, y no para formar seres dóciles, manejados, automatizados, sin visión futura, capaces sólo de manipular a los demás, producir, vender y contentarse con la pseudo-democracia. Claudio nos dice maravillosamente que la educación promueve ‘la libre realización de nuestras potencialidades evolutivas y creativas‘ y añade sabiamente que este tipo de educación es urgente para nuestra supervivencia colectiva.
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